Correccions

Aquí está, finalmente, mi primer post sobre mi reciente viaje a Estados Unidos :D La primera etapa del viaje fue Los Ángeles, la ciudad de las películas, personas famosas y playas preciosas.

Al llegar, uno siente el cálido viento de California que sopla y sacude suavemente las palmeras plantadas a lo largo de las grandes avenidas de la ciudad (las cuales son, por cierto, más anchas que casi cualquier autopista en Europa) Otra cosa que nos sacudió nada más pisar el suelo Americano fue un impresionante terremoto que me hizo marearme e hizo moverse todo lo que estaba a nuestro alrededor pero no pareció molestar a la gente de allí que siguió haciendo lo que estaba haciendo sin siquiera parecer haberlo notado… Los Ángeles es una ciudad grande, moderna y ruidosa que me hizo sentir (como europea que nunca había visto nada tan grande) muy pequeña.

El centro de Los Ángeles está hecho de rascacielos y calles anchas en las cuales no es nada difícil imaginar una carrera de coches salida de una famosa película de acción.

Un poco más lejos está Hollywood Boulevard con sus estrellas, sus nombres famosos (la mayoría de los cuales nunca había escuchado…) y sus teatros (el teatro chino enfrente del cual están las huellas de pies y de manos de muchos actores y productores famosos; y el teatro Kodak donde se entregan los Oscars) El bulevar es largo, lleno de movimiento, de animación, de tiendas de souvenirs, de cafés y restaurantes, y de personas con disfraces locos.

Desde el centro comercial situado al lado del teatro incluso se puede ver el cartel de Hollywood, en lo alto de la colina.

Fuera del centro de la ciudad, las casas son bajas, bien colocadas a lo largo de las calles tranquilas, y eso me asustó porque se parecía mucho al entorno de todas estas series de policías que solía ver… :P Cerca de Los Ángeles están las playas de las que se escucha tanto hablar: Manhattan Beach y su pequeño pueblo bien cuidado, Santa Mónica y su parque de atracciones, Venice Beach, llena de animación y personas de todos tipos, San Pedro con su costa hecha de rocas.

Y también el enorme, casi infinito puerto que se parece a una grande ciudad con su puente verde y sus astilleros.

Después de dos días pasados en Los Ángeles, nos fuimos a San Francisco, a 613 km de distancia.

Seguimos la costa del Pacífico durante todo el día, pasando por los paisajes más bonitos que había visto hasta entonces: las preciosas playas de Malibu y Santa Mónica, bordeadas de grandes casas de lujo que brillaban bajo el sol; las colinas cubiertas de árboles bajos que nos dieron vistas increíbles sobre los valles más abajo; pequeños pueblos de colores claros; viñedos infinitos de donde vienen los famosos vinos californianos; y más playas por las que pasamos mientras el sol se estaba poniendo.

Como en una película, os he dicho! ;)